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Los conflictos de tipo masivo o colectivo, especialmente aquellos con violencia armada entre las fuerzas de los Estados, bandas criminales y grupos al margen de la ley, vinculados a economías ilegales, son los que más se reconocen y visibilizan en medios de comunicación en América Latina y El Caribe; sin embargo, otros más silenciosos, hirientes y menos nombrados, son igual o más frecuentes. Hablamos de los que se desarrollan en el espacio doméstico en el que se interconectan diversos tipos de violencias (de género, sexuales, psicológicas, físicas, verbales, entre otras). Cuando las lesiones y fracturas que dejan en las personas de todas las edades, desde la infancia hasta la vejez, no se atienden, pueden desencadenar ciclos de rencor y dolor que llegan a la esfera pública. 

Desde 2015, el CIAS POR LA PAZ A.C., obra social de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, ha realizado investigaciones que han demostrado que de los entornos de desenvolvimiento de los seres humanos, el familiar es el más deteriorado en México, por varios factores: la precarización de las condiciones de trabajo, el predominio de culturas machistas-patriarcales, el posicionamiento de modelos que dan prevalencia al progreso económico y la tenencia de bienes materiales (en lugar del progreso social y humano y los espacios de encuentro y convivencia con la familia o comunidad), la mercantilización de la vida, la tensión entre lo tradicional y lo moderno, el desencuentro generacional, entre otros. A su vez, el desdibujamiento de la familia como institución protectora, educadora y de bienestar tiene impactos nocivos sobre la identidad personal y social, la capacidad de establecer vínculos y relaciones sanas o armónicas consigo mismo y con las o los demás, la cohesión del tejido social, el rendimiento y la permanencia escolar, la autoestima, la salud mental, entre otros.  

 

Ante esta situación, el CIAS POR LA PAZ propone la metodología Círculos Familiares para el mejoramiento de la convivencia y la reconciliación de la familia natural o elegida, mediante el desarrollo de actividades basadas en el diálogo, la palabra oral y la escucha, que sirven de puente para reconectar los vínculos, reconstruir la identidad y realizar acuerdos que conduzcan al buen y sano convivir.

Descripción

“Son espacios de diálogo en familia que permiten armonizar las relaciones al interior del hogar y con sus entornos. Con el uso de la palabra, en un ambiente de confianza, libertad y empatía, se logra sanar las relaciones para mejorar la convivencia. Se trata de un proceso de resignificación de las desconexiones que hacen transformar las relaciones y hacen posible construir nuevos acuerdos de convivencia. Esta propuesta se basa en prácticas ancestrales del uso circular de la palabra en torno a una fogata o una comida para renovar el sentimiento de familia o comunidad. Se recupera el uso de la palabra para sanar las relaciones y se propone un camino de reconciliación.”
CIAS POR LA PAZ, 2020

Datos generales de la metodología

  • Participantes: Personas desde la adolescencia hasta la vejez, de cualquier género y postura espiritual, sin importar su religión; integrantes de familias afectadas por violencias o problemas de convivencia: hijos e hijas, padres y madres, abuelos y abuelas, y otras personas que se consideren parte de la familia.

  • Contextos de aplicación: Esta metodología puede usarse en contextos urbanos, suburbanos o rurales, así como en cualquier ámbito sociocultural. 

  • Año de creación: 2020.

  • Entidad que la impulsa: Centro de Investigación y Acción Social "Jesuitas por La Paz", CIAS POR LA PAZ A.C.

  • Apoyan: USAID, Catholic Relief Sevices México, la Fundación para el Apoyo a la Infancia A.C. FAFI, Ayuntamiento de Celaya, Ayuntamiento de Huatusco, empresarios, Grupo Familias Misioneras de Guadalajara, entre otros. 

  • Autor(a/es): Equipo del Centro de Investigación y Acción Social "Jesuitas por La Paz", bajo la coordinación del sacerdote jesuita Jorge Atilano González Candia.

  • Objetivos de Desarrollo Sostenible a los que aporta: 

    • Objetivo 3: Salud y bienestar, en las metas de salud mental.

    • Objetivo 5: Igualdad de género, en lo que respecta a la mitigación y reducción de las violencias de género y doméstica, así como al fomento del reparto equitativo del trabajo de cuidados.

    • Objetivo 16: Paz, justicia e instituciones sólidas, en sus metas relacionadas con la reducción de todas las formas de violencia y las correspondientes tasas de mortalidad. 

El Centro de Investigación y Acción Social "Jesuitas por La Paz", CIAS POR LA PAZ A.C., ha realizado continuos estudios sobre las realidades en barrios críticos de las obras de la Compañía de Jesús en México, en los municipios de Tancítaro, Cherán y Tangancícuaro (Michoacán), Parras (Coahuila), Huatusco (Veracruz), Chalco (Estado de México), Celaya y Guanajuato capital (Guanajuato), entre otros. 

 

Algunas de las investigaciones han demostrado que las problemáticas familiares, en esos contextos, se manifiestan y relacionan, principalmente, con dos grandes desconexiones: la que existe entre hombres y mujeres, donde el uso del poder muchas veces define unas relaciones de dominio, y la que existe entre adultos y jóvenes, donde se  hay un uso diferenciado del lenguaje que no permite su mutua comprensión. A su vez, han comprobado diversas dimensiones de afectación: desconexión con un Orden Superior, el territorio, los ancestros, la familia sanguínea y electiva, por ejemplo. 

 

Indagaciones de otras entidades también aportan información y cifras preocupantes que ratifican y ahondan en las problemáticas familiares en México. Por ejemplo, la Encuesta Nacional a Niños, Niñas y Mujeres (ENIM) impulsada por el Instituto Nacional de Salud Pública y UNICEF, realizada por última vez en 2015, reportó que solo 3 de cada 10 menores de edad se educaban en un entorno libre de violencia y que el 70% vivía bajo algún tipo de violencia física, psicológica o simbólica. Por su parte, la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia, del mismo año, indicó que el 50% de jóvenes entre 12 y 29 años vivía situaciones de conflicto constante que no eran resueltas dentro de sus hogares, y que, de ellos y ellas, el 44.2% evitaba convivir con sus familiares.

 

Además, según el INEGI, en el 2017 se suicidaban en el país 17 personas al día, y de acuerdo con CONADIC, en el año 2019 se llegó a 2.2 millones de personas consumidoras de sustancias adictivas, de las cuales 230,000 eran niños, niñas y adolescentes. 

 

Ante ese panorama, los equipos CIAS diseñan diversos procesos para reconstruir el tejido social y transformar las duras realidades que van en contra de la paz; uno de ellos es el denominado Círculos Familiares, el cual se enfoca en las familias y en el diálogo como mecanismo pedagógico, incluyendo metas y acciones estratégicas de diagnóstico, formación- capacitación, evaluación y sistematización.

Contexto

Objetivo principal

Atender y transformar positivamente problemas de desconexión (identidad), relaciones (vínculos) y construcción de pactos y compromisos para el buen convivir (acuerdos) en las familias de cualquier tipo, apelando a la espiritualidad o sentido de vida que cada uno posea, mediante la estrategia Círculos Familiares: espacios de diálogo circular donde todos y todas participan y construyen propuestas para el mejoramiento de la convivencia familiar.

Dimensiones del impacto buscado con los Círculos Familiares:

Objetivos específicos

  • Desarrollar habilidades y adquirir herramientas que permitan la identificación de rupturas o problemas comunes que afectan a la familia, el afrontamiento de situaciones adversas y la solución de conflictos dentro del hogar.

  • Recuperar los rituales, prácticas, saberes de cada una de las personas que integran la familia, para el fortalecimiento de las tres dimensiones del buen convivir: los vínculos, los acuerdos y la identidad. 

  • Prevenir las violencias en el hogar; reconocer patrones de violencia en la familia; afrontar y mitigar los conflictos que se presenten en ella.

  • Propiciar reaprendizajes para vivir en familia, sanar las relaciones para recuperar el corazón y salir fortalecidos de las contingencias. 

Fundamento pedagógico

Los programas y proyectos de atención e innovación social del CIAS POR LA PAZ tienen como fundamento los principios y modelos de la Pedagogía del Buen Convivir, la cual propicia “procesos de indagación y aprendizaje donde las personas resignifican sus experiencias de desconexión por medio de encuentros significativos, para asumirse como seres vinculados y vinculantes en una nueva conciencia de cuidado planetario que haga encontrar sentido a lo común, asumiendo como natural el discernimiento comunitario y así crear junto con otros condiciones para el buen convivir” (sitio web de la entidad, 2023). 

“Esta pedagogía es el resultado de años de trabajo en la reconstrucción del tejido social en diferentes municipios del país. La observación de los procesos permitió comprender la lógica de las relaciones que permite mejorar la convivencia. La primera propuesta surgió del modo en que Jesús de Nazaret sana a las comunidades y ahí se enriqueció con la experiencia del acompañamiento a los diferentes procesos en familias, escuelas, barrios o empresas, hasta construir un sistema más definido”.
Guía metodológica de Círculos Familiares, 2020

Este modelo pedagógico propone distribuir los procesos de formación y mediación social para la sanación personal y comunitaria en seis etapas, a saber:

  1. Sensibilización: disponer a las personas a trabajar en la sanación personal, familiar o comunitaria, reconociendo necesidades vitales (por ejemplo, conocerse, apoyarse, tenerse confianza, etc.)

  2. Encuentro: propiciar el diálogo y la conexión intra e interpersonal a partir de una pregunta detonadora de la conversación, “la Pregunta por el Milagro” sobre lo que se desea que suceda: esto permite tener una mirada futura de solución a los problemas y visualizar las alternativas. 

  3. Comprensión: bajar las defensas para asumir responsabilidades personales o de otros individuos en el problema a atender, e identificar los recursos que se tienen para salir adelante. 

  4. Transformación: definir acciones, actitudes y cambios a realizar para conseguir el objetivo de transformación; implementar y hacer seguimiento constante.

  5. Revinculación: compartir la experiencia y los aprendizajes con otras personas y grupos. 

  6. Renovación: construir acuerdos para mejorar las situaciones y los entornos. Asumir el compromiso a volver a cursar este proceso cuando se tenga otra experiencia de desconexión. 

 

Esas fases son coherentes con los tres momentos fundamentales de la pedagogía ignaciana: disponer al grupo, desarrollar los puntos a tratar y recuperar la experiencia. Los pasos del uno al tres (sensibilización, encuentro y comprensión) constituyen el momento de disposición; el cuatro (transformación) corresponde al momento de desarrollo; los pasos cinco y seis, a los momentos de recuperar la experiencia.

 

Tipos de círculos familiares 

Con base en la Pedagogía del Buen Convivir, desde 2020 se viene diseñando, repensando y perfeccionando esta metodología. Las experiencias han mostrado que permite atender de forma pertinente distintas necesidades de las comunidades y familias. Por eso mismo, se han implementado los siguientes tipos de círculos, cada uno centrándose en una problemática específica predominante en los grupos familiares participantes:

Círculos para la atención de adicciones

Orientados a integrantes de familias con miembros con adicciones al alcohol, a drogas y/o a sustancias psicoactivas.

Círculos para parejas

Para desarrollar y fortalecer habilidades que favorezcan la relación.

Círculos para la atención de emociones

Para atender el distanciamiento emocional entre los integrantes de las familias.

Círculos para la atención del duelo

Para atender duelos no resueltos ocasionados por diversas causas: falta de comunicación, abandono o no presencia de padre o madre, desconexión intergeneracional, muerte de algún familiar, divorcios, suicidio de algún miembro de la familia o de un vecino cercano, enfermedades, entre otras. 

Círculos para la celebración de la vida

Orientados a la revaloración de la existencia de las personas vivas o fallecidas, del tiempo compartido, de los espacios y rituales familiares, de la convivencia. 

Círculos para la atención de contingencias

Orientados a la revaloración de la existencia de las personas vivas o fallecidas, del Para atender situaciones de contingencia, como la ocasionadas por la pandemia el COVID-19, las cuales cambian los planes de vida, las actividades programadas, y las dinámicas en las relaciones familiares. compartido, de los espacios y rituales familiares, de la convivencia. 

La palabra como estrategia metodológica 

Todos los tipos de círculos, y cualquier otro que se cree para atender necesidades concretas (por ejemplo, la violencia de género al interior de la familia), están pensados para ofrecer y animar espacios protectores para el encuentro de hombres y mujeres de diversas edades, donde se les da la posibilidad de expresar sus dolores, alegrías, necesidades y sueños, y de compartir sus vivencias y reflexiones sobre sus identidades, vínculos y relaciones familiares; igualmente, donde se les viabilice el encontrar compañía, escucha, comprensión, paz y afecto, para reconstruir el tejido de familias y comunidades.

Para ello, es necesario comprender la importancia de la palabra pronunciada en un ambiente de respeto, es decir, la palabra manifestada con la expresión oral (y la corporal, que la acompaña), pues ella se convierte en la principal estrategia y herramienta para conseguir que los y las integrantes de cada familia se acerquen, tumben los muros simbólicos y anímicos que los separan, y reconstruyan o fortalezcan sus relaciones, sus acuerdos y su identidad.

Gracias a la palabra, entonces, se comparten sentimientos, la opinión acerca de un tema, o se responden las preguntas. También, se logra desarrollar habilidades necesarias para darle un nuevo significado a las experiencias difíciles vividas en la familia y, así, sanar las relaciones.

De todas formas, en los círculos la palabra no se asume como unidireccional, sino como multidireccional, pues es necesario asumir que debe circular para propiciar una dinámica de diálogo y de interlocución constructiva y real. De ahí que la capacidad de escucha (que implica apertura y voluntad de comprensión, pues va más allá de simplemente oír), sea también vital.

Los círculos no son espacios pensados para que los asistentes hablen y un profesional brinde terapia, sino para que sean las y los participantes quienes cuestionen cómo se llevan las relaciones con hijos, padres, parejas y demás familiares, y definan acciones para mejorarlas. 

Participantes, sesiones y roles

Cada círculo, independientemente de su foco o intención, animado y acompañado por uno o máximo dos orientadores u orientadoras familiares (con formación previa tanto en la Pedagogía del Buen Convivir, como en la propuesta metodológica), y de acuerdo con las características de la familia y el contexto, previamente identificadas y analizadas, puede llevarse entre uno y seis encuentros, o incluso más cuando los desencuentros son profundos.

Por otra parte, un círculo se puede desarrollar con los miembros de una única familia (preferiblemente) o con los de dos o tres familias, según el número de integrantes de estas. En cualquier caso, no deben ser más de 12 participantes, contando a quien(es) realiza(n) la orientación, para facilitar que el diálogo sea dinámico y que todas las personas puedan hablar, escuchar e interrelacionarse.

Aparte de eso, deben definirse tres roles o funciones en el círculo familiar: moderación, secretariado y espiritualidad. Estos cargos se pueden ir rotando dentro de la familia. 

  • El moderador da la palabra y hace Preguntas por el Milagro, que son interpelaciones que propician la conversación (unas previamente planificadas y otras que surgen en la dinámica de diálogo). En el primer encuentro, el rol lo asume la persona orientadora; en las demás sesiones, lo comparte con alguien a quien la familia le delegue esta tarea.

  • El secretario realiza apuntes (previa autorización de las demás personas) y recupera tres aprendizajes de cada tema. 

  • La persona encargada de la espiritualidad hace la oración y/o la reflexión inicial y final.

Máximo 12 participantes por círculo.

Entre uno y 6 encuentros, aproximadamente, por círculo.

Dinámica de cada círculo

En cada encuentro se aplica el proceso de gestión de todo proyecto social: una fase de planificación o preparación, otra de desarrollo de la mediación, y otra de evaluación de la experiencia general. 

 

La sesión o las sesiones que hacen parte del desarrollo de la mediación (por lo general, entre una y seis, aunque pueden ser más), se realizan desarrollan siguiendo las etapas de la Pedagogía del Buen Convivir descritas anteriormente, así:

Es importante mencionar que los temas de cada sesión, siguiendo siempre la misma dinámica de la mediación, no son fijos, sino que se definen de acuerdo con la necesidad o las necesidades (intencionalidad). Por ejemplo, para el caso de círculos desarrollados para atender la contingencia ocasionada por el COVID-19, el CIAS propuso trabajar los siguientes:

  • Aprender a identificar y compartir nuestros sentimientos en familia

  • La identidad se fortalece en familia

  • Expresar el afecto para recrear los vínculos

  • Tareas en equilibrio para una mejor convivencia

  • La resiliencia familiar, una mirada con esperanza a las dificultades.

  • Renovación de la confianza

  • Examen de conciencia en familia

  • La misión de la familia 

  • El proyecto de vida familiar

 

También, es importante entender que la dinámica, si bien tiene un paso a paso, debe ser flexible, posibilitando que el diálogo se motive y facilite, especialmente cuando hay participantes de diversas familias que no se conocen entre sí, o cuando los desencuentros y distanciamientos son tan profundos que dificultan la conversación. Por eso, se pueden realizar juegos, utilizar objetos o ritos simbólicos para recordar los acuerdos.

Teniendo presente la estructura de los Círculos Familiares y el proceso de la Pedagogía del Buen Convivir, se puede construir una diversidad de opciones para atender la resignificación de las experiencias de desconexión (identidad), la transformación de las relaciones (vínculos) y la construcción de nuevos compromisos para el buen convivir (acuerdos). 

Empower
Growth

En esta metodología, las personas que asumen la orientación familiar conforman una red para atender las problemáticas en el ámbito territorial, y son las encargadas de dar los primeros auxilios psicológicos y animar los procesos de reconciliación por medio de la palabra.

Puede ser una persona o un matrimonio quien acompañe cada círculo y, en lo posible, debe o deben habitar en el mismo barrio donde acompañan a las familias, así como ponerse al servicio de las instituciones que desean apoyarlas.

Además, es importante que todo orientador u orientadora haya “vivido” la experiencia propia en círculos con sus familiares, y que haya recibido formación para comprender la Pedagogía del Buen Convivir, motivar y dinamizar el diálogo, definir y hacer seguimiento a los acuerdos, documentar y evaluar los procesos.

El CIAS POR LA PAZ realiza la capacitación y certificación de orientadoras y orientadores familiares, y hace que sean reconocidos frente a la comunidad en un evento en el que les entrega unos distintivos, para que las familias los ubiquen y recurran a ellas o ellos fácilmente.

Monitoreo, evaluación y validación.

Resultados y transformaciones

About

Aunque se espera realizar un estudio profundo para evaluar el impacto, hasta el momento se han utilizado diversas estrategias para monitorear avances y resultados, como grupos focales y la dinamización de una comunidad de aprendizaje, las cuales han demostrado la pertinencia y el aporte al mejoramiento de la convivencia familiar.

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Quién puede implementar esta metodología

Las personas e instituciones interesadas en esta metodología deben comunicarse y formarse con el CIAS POR LA PAZ, para recibir la orientación y el acompañamiento necesario para implementar, de forma pertinente, la propuesta.

Productos – medios – comunicación al servicio de la metodología

Información y contacto

CIAS POR LA PAZ A.C

Centro de Investigación y Acción Social “Jesuitas

por La Paz”

Tel. (55)57056621

contacto@ciasporlapaz.org

Asesores

Ana Kary Valdez Astorga.

Jorge Atilano González Candia, SJ.

 

Fotografías

CIAS por la Paz

 

Consultores

Gloria Londoño • Carlos Henao

FICONPAZ

 

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