El Estado hondureño nació conformado por una sociedad heterogénea carente de vínculos de convivencia compartidos, pese a vivir en el mismo territorio. Desde entonces, ha transitado por una historia marcada por años de poderes oligárquicos, dictaduras y regímenes autoritarios, sometimiento violento de las diversidades étnicas y culturales, atracones contra el poder constituido, conflictos regionales, crisis económicas, factores o actores generadores del crimen y el malestar, como la inequidad, la narcoactividad y la conformación de maras o pandillas juveniles en décadas recientes. La situación llegó a tal punto que, en 2011, el país se catalogó como el más violento del mundo en una zona que no estaba en guerra, con los jóvenes como principales víctimas (Pastoral Social, Cáritas Honduras, 2013).(1)
En ese contexto han crecido millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, el segmento mayoritario de la población en las últimas décadas. En 2018, por ejemplo, el 41.5% de la población tenía entre 0 y 19 años, y las tendencias indicaban que en poco tiempo pasaría a ser conformado, especialmente, por el grupo de jóvenes. En aquel entonces, de quienes tenían edades entre 15 y 24 años, el 64% vivía en hogares bajo la línea de pobreza y el 27.8% no trabajaba ni estudiaba. Solo el 11.3% en edad de educación superior había alcanzado este nivel, lo que se sumaba a un alto porcentaje de deserción escolar, falta de recursos para el acceso a la educación formal, altos índices de desempleo y subempleo juvenil, y a un disminuido rol de la familia y de los valores que esta debería transmitir.(2)
En medio de esa situación de la juventud, en 2018 Cáritas Honduras, con el apoyo de instituciones como Cáritas Noruega, comenzó a consolidar, bajo el nombre de Jóvenes Artesanos de Paz, los esfuerzos y procesos que se venían adelantando en dos proyectos: uno entre 2012 y 2015, denominado Proyecto Piloto Prevención de Violencia Juvenil y otro entre 2015 y 2017, llamado Convivencia Pacífica y Reducción de Violencia.
Nació así esta metodología que ha recogido las experiencias y los aprendizajes en diversos territorios hondureños (Trujillo, Choluteca, Yoro, Juticalpa, Tegucigalpa, entre otros) para contribuir a dignificar la vida de las y los jóvenes, reducir su fragilidad ante la violencia y contribuir a construir capacidades y condiciones personales, sociales y políticas que fomenten una cultura de encuentro, participación y paz.
1. Pastoral Social Cáritas de Honduras, Martínez J.F. (Coord. de investigación) (2013). Estudio sobre la violencia en Honduras. Tegucigalpa.
2. Gobierno de la República de Honduras (2018). Informe nacional sobre el avance en la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo. Honduras.
Datos generales
Participantes
-
Principales: adolescentes y jóvenes de diversos géneros, en edades entre los 12 y los 30 años aprox. (hasta el momento, más de 640)
-
Secundarios: padres, madres y docentes de jóvenes como actores claves en la prevención.
Países en las que se ha desarrollado
Honduras
Para aplicar en contextos
-
Rurales y urbanos
-
Grupos de Iglesia, organizaciones eclesiales e instancias gubernamentales como las secretarías de educación
-
Organizaciones laicas
-
Instituciones educativas
-
Patronatos
-
Juntas de agua y saneamiento
-
Comisiones Ciudadanas de Transparencia (CCT)
-
Organizaciones de base comunitarias
-
Organizaciones no gubernamentales (ONG)
-
Otras
Año de creación
2018, aunque la metodología es el resultado de proyectos
iniciados en 2012
Entidad que la impulsa
Cáritas de Honduras, con apoyo de Cáritas Noruega
Entidades que han apoyado
-
Catholic Relief Services – CRS desde el 2016 hasta 2020, en la Arquidiócesis de Tegucigalpa
-
Cáritas Francia, de 2019 hasta la fecha en las Diócesis de Trujillo (Sonaguera) y La Ceiba
Autor
Cáritas de Honduras
Objetivo de Desarrollo Sostenible al que aporta
No. 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para un Desarrollo Sostenible, proveer acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles.
Problema
La disminución de la violencia juvenil es uno de los retos a lo que se enfrenta la construcción de paz y la consecución de los Objetivos Mundiales de Desarrollo Sostenible.
Tal violencia es resultado o es atizada por múltiples factores: condiciones de pobreza económica, desigualdad e inequidad; narcotráfico y crimen organizado; realidades sociopolíticas complejas, entre otros. Las consecuencias en las y los jóvenes son también diversas: desmotivación por una percepción dominante de que el futuro es poco prometedor; consumo de sustancias psicoactivas; problemas de depresión y de salud mental; aumento de la participación de jóvenes en actividades ilícitas o delincuenciales; riesgos en territorios disputados por pandillas juveniles y en espacios públicos apropiados por ellas; estigmatización social que va más allá de las fronteras nacionales; deseo y altas tasas de migración del campo a la ciudad o al extranjero; timidez en las relaciones sociales y manifestaciones de aislamiento personal; huida de responsabilidades grupales; limitadas relaciones sociales de colaboración y diálogo en la familia y la comunidad; poca apertura hacia nuevas formas de abordar los problemas que se viven, entre muchas más.
Respuesta
Esta metodología atiende la recomendación de entidades como la ONU de involucrar a los mismos jóvenes en la prevención, promoviendo su autoayuda y la ayuda a sus pares, su participación en las políticas públicas y su involucramiento en procesos de convivencia con impacto local y nacional.
Al mismo tiempo, y sobre todo, parte de la orientación que hace el Papa Francisco sobre “el bien común”, y de su propuesta para hacer de los niños, niñas y jóvenes “Constructores de Paz” mediante el fortalecimiento de subjetividades políticas, la generación de procesos de formación y acción, el reconocimiento y la conciencia del poder que tiene para toda persona sentirse parte valiosa de un grupo y de una comunidad.
Así, Jóvenes Artesanos de la Paz está diseñada para gestionar procesos de formación y acompañamiento a jóvenes y a redes juveniles orientadas a la transformación de las causas, las manifestaciones y las consecuencias de las violencias contra la juventud o por parte de ella, cuyas estrategias, actividades y acciones se definen con un alcance nacional, de forma participativa, con técnicas de trabajo vivenciales y en grupo, como el asesoramiento de joven a joven y el intercambio de experiencias para el aprendizaje y la tolerancia hacia otros puntos de vista.
Esta metodología anima al reconocimiento de los mismos jóvenes de la necesidad de contar con un espacio seguro de diálogo, encuentro y creación de propuestas frente al impacto de la violencia que como sector de la población viven, dándoles nuevas perspectivas y motivos para construir y reformular su proyecto de vida con un sentido comunitario, involucrándose en una red juvenil de construcción de paz.
La meta
Lograr la reducción de los niveles de vulnerabilidad ante la violencia entre las y los jóvenes en riesgo y las comunidades afectadas, mediante la formación, la organización y la participación juvenil; el posicionamiento de mecanismos alternativos para afrontar la violencia y la coordinación de acciones de gestión e incidencia por parte de organizaciones comunitarias y grupos juveniles.
Los objetivos
-
Incrementar en los miembros de grupos juveniles, grupos parroquiales y líderes comunitarios, los conocimientos en prevención de violencia y transformación de los factores de vulnerabilidad en la comunidad.
-
Incidir en el respeto y promoción de los derechos y deberes de la juventud.
-
Favorecer la inclusión social de las y los jóvenes, incentivándolos a iniciar y valorar la organización de redes que incidan en gobiernos locales, para activar o reactivar políticas públicas sobre la juventud y espacios públicos libres de violencia.
-
Promover una cultura de encuentro y paz para lograr el bien común.
-
Coordinar y generar alianzas entre actores estratégicos para el afrontamiento de la violencia y la creación de condiciones sociales y políticas para la juventud, fomentando una cultura de encuentro y de paz.
Los valores y principios
-
Valores: Amor en lo que hacemos, Fe en lograr nuestros objetivos, Respeto, Compromiso, Tolerancia, Perseverancia, Verdad, Paz, Amistad, Responsabilidad y Transparencia.
-
Principios: Dignidad de la persona, Solidaridad, Participación activa, Bien común, Igualdad, Gratitud, Actitud positiva, Justicia, Democracia, Equidad.
Esta es una metodología escalable que, de forma continua, va promoviendo un mayor compromiso de la juventud con el mejoramiento de sus propias vidas y de sus entornos.
El proceso inicia con la conformación y capacitación de grupos de jóvenes para comprender y reflexionar en torno a las causas de las relaciones que llevan a la violencia, también para emprender acciones de cambio mediante alternativas para transformarlas en relaciones de paz y colaboración.
Tras pasar por la formación inicial, las y los participantes que lo deseen, mediante acciones de voluntariado, replican la capacitación recibida, no solo con otros y otras jóvenes de las pastorales juveniles, sino también en centros educativos y otros grupos de jóvenes de las comunidades con otras creencias religiosas, con el objetivo de producir un efecto cascada que multiplique los conocimientos.
Dichos voluntarios se denominan Jóvenes Levadura, en alusión a la Parábola: “Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado”. (Lucas 13:20-21)
Los y las Jóvenes Levadura reciben, entonces, otra formación que los guía para conformar y orientar los nuevos grupos y, además, para aprender a participar y a cocrear con sus pares, en una red de aprendizaje y acción colaborativa de paz: es en este nivel cuando pasan a denominarse Jóvenes Artesanos de la Paz, y cuando se refuerza su capacitación para generar habilidades que les permitan organizarse y funcionar como grupos, estableciendo estructuras de organización e iniciativas viables, efectivas y sostenibles.
Los Artesanos de la Paz conforman hoy en día un nutrido y comprometido grupo sensibilizado y fortalecido para iniciar y valorar la organización de una red nacional, con la finalidad de incidir en gobiernos y activar o reactivar políticas públicas sobre la juventud y espacios públicos libres de violencia.
Esta es una alegoría al oficio de los artesanos alfareros, los cuales comienzan sus obras trabajando con la mano una masa moldeable que, con paciencia y con un objetivo, empieza a tomar forma para que, tras la preparación del barro, el modelado, el secado, la cocción y el horneado, se obtenga una obra única, valiosa y maravillosa.
La metodología propone un proceso que poco a poco empieza a transformar una posición contemplativa o indiferente, a una de acción con uno mismo y con la comunidad, con paciencia y amor, como cuando se da forma a la arcilla”.
Aníbal Martínez, Joven Artesano de Paz
Ahora bien, el proceso se complementa con la formación a padres, madres y maestros, pero no directamente desde este proyecto, sino desde otros liderados por la Iglesia católica en el país, como el de voluntarios(as) adultos(as) de los Centros de Escucha.
El proceso, en sus diferentes etapas, se basa en métodos de mediación y formación social participativos, horizontales y centrados en las y los participantes, teniendo como estrategias principales el diálogo y acompañamiento entre jóvenes, y como instrumentos, la exposición o charla dialogada, la mesa redonda, el foro, la lectura comentada, los trabajos en grupo, la lluvia de ideas, los videoforos, los sociodramas y juegos de roles, entre otras.
Aparte, se realizan otro tipo de actividades que promueven el encuentro y reconstruyen las relaciones: eventos culturales, certámenes deportivos, conferencias, elaboración de murales, encuentros entre grupos y redes locales de jóvenes, entre otras.
Ejes temáticos
Las capacitaciones a quienes hacen parte de los grupos de jóvenes varían sus temáticas y metas de acuerdo con las realidades que se viven en las regiones y las necesidades que surgen. Por tanto, no tiene objetivos específicos estáticos, sino que los programas formativos se definen y varían anualmente, habiendo abordado, hasta el momento, asuntos como:
-
Autoestima y liderazgo
-
Autoestima y sexualidad
-
Análisis de la realidad nacional
-
Causas y consecuencias de la violencia
-
Compromiso del cristiano para la construcción de paz
-
Consecuencias, valores, violencia en mi vida
-
Construcción de paz para la transformación social
-
Habilidades para la construcción de paz, análisis de contexto y conflicto
-
Derechos humanos, derechos de y dignidad de la persona
-
Derechos laborales y entrevista de trabajo
-
Educación en valores
-
Identificación de problemas e iniciativas de solución
-
Incidencia política
-
La reconciliación como camino hacia la paz
-
Marco legal de la niñez y la juventud
-
Participación y organización ciudadana
-
Políticas públicas de prevención de violencia hacia la niñez, adolescencia y juventud.
-
Recursos naturales
-
Sexualidad, noviazgo y matrimonio
-
Valores para la construcción de paz
-
Violencia de género
-
Voluntariado
-
Emprendedurismo
-
Desarrollo de organizaciones (estructura, plan de trabajo y reglamento interno)
-
Formulación, administración y evaluación de proyectos sociales
-
Transparencia y rendición de cuentas, entre muchos otros.
c. Dinámica
Se contemplan varios momentos:
Momento 1: Transformación en el ámbito personal
En un primer momento, se llega a las y los jóvenes de Pastorales Juveniles, con acciones que buscan convocarlos y animarlos a formar parte activa de grupos que se unen con el ánimo de construir paz. En este momento se conforman y consolidan los grupos, en coordinación con las parroquias, mediante invitaciones personales o grupales para que las y los jóvenes se formen y compartan. Así, comienzan a encontrarse periódicamente para cualificar sus conocimientos, habilidades y actitudes alrededor de diversos temas, definidos previamente por el equipo nacional y diocesano que orienta, coordina y monitorea la gestión del proceso.
Se busca que se sientan acompañados, que sepan que cuentan con espacios seguros de expresión. Se les brinda formación y acompañamiento que los oriente ante el afrontamiento de la realidad, una realidad que normaliza la violencia. Desde el encuentro y la participación, se fomenta la cultura de paz y la no violencia.
Momento 2: Incidencia en el ámbito comunitario o local
Una vez las y los jóvenes han pasado por el proceso formativo inicial (cuyo plan educativo se concerta año a año según las necesidades de los territorios y de las y los participantes), y han dimensionado su capacidad de acción en términos de construcción de paz, como sujetos empoderados y ciudadanos corresponsables de sus realidades, comienza el efecto multiplicador. Es cuando se empieza a formar parte de los grupos de voluntariado locales que escuchan y orientan a otros jóvenes, sin importar su religión o sus creencias. Esto implica asumir el rol de formadores, permitiendo que los esfuerzos se transformen en ecuménicos y tengan un mayor alcance.
En esta nueva etapa, los y las jóvenes son formados para elevar su nivel organizativo y para que tengan capacidades para planificar, gestionar y evaluar sus propios proyectos, iniciativas y emprendimientos de construcción de paz en sus comunidades. Conforman así una estructura organizacional, con misión, visión, lineamientos, normativas y planes de trabajo para replicar las capacitaciones a nuevos jóvenes, no necesariamente vinculados a la Iglesia católica, permitiendo así que compartan sus conocimientos y experiencias, y contribuyan a la formación de nuevos Jóvenes Artesanos de la Paz.
Momento 3: Incidencia en políticas públicas locales
Al lograr que las y los jóvenes se involucren en grupos de Jóvenes Artesanos de la Paz, se pasa a un tercer momento fundamental: mejorar las capacidades para trabajar en equipo, buscando objetivos de mayor alcance, integrándose a redes juveniles locales que busquen la formación para una cultura de paz y que participen en la definición de políticas públicas de juventud.
En otras palabras, en cada localidad los diversos grupos de jóvenes empiezan a formar parte de una red de apoyo mutuo, cuyo objetivo, además, es comenzar a liderar propuestas y acciones innovadoras que incidan no solo en sus entornos más inmediatos, sino también en las políticas y planes de desarrollo gubernamentales locales, para transformar el contexto complejo social, cultural y económico que afecta a la juventud.
Momento 4: Incidencia en políticas públicas nacionales
El nivel organizativo del grupo y su cohesión con otros colectivos del país es mayor y, por tanto, las y los jóvenes empiezan a participar en la Red Nacional de Jóvenes Artesanos de la Paz que se organiza en diversas comisiones de trabajo, cuya labor se apoya también en la relación que se establece con otras entidades nacionales e internacionales interesadas en el ámbito de la paz, como ACNUR, Cruz Roja Internacional, Médicos Sin Fronteras, entre otras organizaciones y que también brindan formación.
Actualmente se trabaja en la consolidación de esta red nacional, para tener real incidencia en las políticas públicas de juventud hondureñas.
Esta metodología, validada tras varios años de trabajo y de reflexión constante, puede ser impulsada por diversa por organizaciones eclesiásticas o, bien, por entidades laicas, públicas o privadas, entre cuyos objetivos esté la acción mancomunada para la prevención y gestión de la violencia juvenil.
Hasta el momento, Cáritas Honduras ha sido la que ha creado y gerenciado el proyecto, contando con las Cáritas diocesanas para definir ejes temáticos, planificar las capacitaciones y las actividades, hacer seguimiento a los planes operativos anuales y administrar los recursos.
Por su parte, los equipos de artesanos y artesanas son las instancias que llevan a la práctica los planes de trabajo y adoptan una estructura interna para la distribución de las responsabilidades. Cuando el equipo es numeroso, se elige una directiva que opera como enlace entre la coordinación del proyecto y las y los jóvenes participantes en la programación de las diferentes iniciativas planteadas para los ámbitos local y general. A su vez, se cuenta con la orientación de la Estructura Nacional de los Jóvenes Artesanos de la Paz, directiva que opera como vínculo general.
También se cuenta con apoyo de las parroquias y las pastorales juveniles para la organización de las réplicas de la capacitación dirigidas a nuevos grupos de jóvenes, y con sus Centros de Escucha para promover la formación de padres, madres y adultos en torno a comprensión y transformación de la violencia juvenil.
Finalmente participa la comunidad, pues las y los jóvenes capacitados se relacionan con jóvenes que no forman parte de la Iglesia católica (compañeros de colegio, familiares, amigos, etc.), permitiendo ampliar el mensaje y la formación a sectores no eclesiásticos.
Con dichas parroquias y comunidades se acuerdan recursos para la movilidad, la locación y para la consecución de algunos materiales de apoyo para la realización de las actividades, logrando que los costos de implementación sean bajos y que los grupos sean sostenibles.
Esta misma estructura podría replicarse en otros contextos.
“Por medio de la acción del Proyecto, los equipos artesanos de la paz se han integrado a diversas iniciativas de coordinación y participación ciudadana, mediante las cuales han realizado acciones de incidencia ante los gobiernos locales, activando o reactivando acciones municipales de apoyo a la juventud con recursos de inversión pública. Ello es importante porque crea conciencia ciudadana que demanda una correcta inversión de los recursos públicos en las comunidades”.
Representante de Cáritas Honduras.
Se ha hecho validación desde la acción y la experiencia recogida desde el proyecto piloto iniciado en 2012, hasta la actualidad, cuando se reconoce la Red Nacional Jóvenes Artesanos de la Paz.
Año a año, Cáritas Honduras evalúa los resultados obtenidos y revisa el plan de formación, y periódicamente se realiza el proceso de sistematización de la experiencia. De ahí que se reconozcan los siguientes logros:
Mapa de la cobertura nacional de Jóvenes Artesanos de la Paz - A junio 2021
En el plano individual:
-
Autoconocimiento de las y los participantes.
-
Toma de conciencia de sí mismos como condición de emprender un cambio en el que no se normalice la violencia y no se viva en ella.
-
Empoderamiento de las y los jóvenes como sujetos sociopolíticos constructores de condiciones y de una cultura para la paz.
-
Jóvenes que participan activamente en espacios políticos locales relacionados a la prevención de violencia.
-
Jóvenes capacitados con herramientas para mejorar sus posibilidades de acceso al empleo.
En el ámbito comunitario y social:
-
Promoción y gestión de propuestas alternativas para combatir la violencia en los ámbitos local, regional y nacional.
-
Acciones compartidas entre personas de diversos géneros, motivando cambios positivos entre sus pares y potenciando la participación del sector juventud en la búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida.
-
Logro de Ordenanzas Municipales relacionadas con el tema de la violencia juvenil.
-
Visibilización del trabajo realizado a través de los medios de comunicación locales.
-
Participación en espacios de decisión (cabildos, mesas ecosistémicas)
-
Alianzas para la articulación, vinculación y coordinación con otras instituciones locales de iniciativas de construcción de paz
-
Construcción de vínculos entre grupos de la misma comunidad y entre comunidades de un mismo municipio y diócesis, con el propósito de fortalecer a los mismos grupos base a fin de incidir ante las autoridades de los gobiernos locales, reclamar derechos y hacer propuestas sobre iniciativas comunitarias (canchas, parques, etc.) e individuales (emprendedurismo).
-
Intercambio de experiencias que, además de enriquecer los puntos de vista sobre los problemas, ha generado mayor tolerancia hacia jóvenes de otras denominaciones religiosas y amplió el número de amistades, rompiendo el relativo aislamiento en que muchos vivían.
-
Modificación de estigmas de que son las y las y los jóvenes quienes cometen actos violentos o son las víctimas, viendo en ellos y ellas personas que también se preocupan por la comunidad y tienen ideas y propuestas; actores de cambio que pueden y saben construir y emprender acciones que contribuyen a la construcción de nuevos escenarios para favorecer el bien común.
Transformación en acción: Jóvenes Artesanos de la Paz - Honduras
Testimonios de vida y transformación de Jóvenes Artesanos de la Paz, quienes, gracias a su participación en este proceso, han fortalecido sus capacidades y condiciones personales, sociales y políticas para fomentar una cultura de encuentro y paz en Honduras.
Realización: Cáritas Honduras 2021
Estos materiales se complementan con técnicas y herramientas propias de la gestión de proyectos sociales comunitarios, tales como el árbol de problema, las de mapeo de realidades y de actores claves en la comunidad
y las de cartografía social.
Así mismo, la mayoría de las y los participantes reciben una libreta personal, en la que además de una agenda, se encuentran materiales informativos y formativos que enriquecen el proceso.
Referencias
-
Pastoral Social Cáritas Honduras y Caritas Norge (s.f) Manual de formación. Jóvenes por la educación para la paz y la ciudadanía. Honduras.
-
Pastoral Social Cáritas Honduras y Caritas Norge (s.f) Plan de Formación. Jóvenes por la educación para la paz y la ciudadanía. Honduras.
Prevención de Violencia y Convivencia Pacífica
Este vídeo recoge todas las experiencias del proceso de Construcción de Paz desde el proyecto Convivencia Pacífica y Reducción de Violencia de la Unidad de Cultura de Paz que impulsa Caritas Honduras con el apoyo fraterno de Caritas Noruega
Asesores Cáritas Honduras:
María José Torres • Mario Fernando Coto • Aníbal Martínez
Fotografías
Cáritas Honduras
Consultores
Gloria Londoño • Carlos Henao
FICONPAZ
Todos los derechos reservados © Julio 2021