En el Diccionario de la Paz, abordamos el concepto de Movilización social, desde las vivencias y aportes de caminantes de paz de El Salvador, Honduras y Países Bajos.
Caminando Hacia la Paz - Comunidad de Práctica
© 2024
En el Diccionario de la Paz, abordamos el concepto de Movilización social, desde las vivencias y aportes de caminantes de paz de El Salvador, Honduras y Países Bajos.
Caminando Hacia la Paz - Comunidad de Práctica
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Para Marta Calderón - Directora de COARCV, de la Arquidiócesis de El Salvador, la construcción de la paz duradera es una tarea colectiva que requiere del compromiso diario de todas y todos para crear un mundo más justo y pacífico, partiendo de las propias realidades y contextos en los que nos desenvolvemos, viendo a los prójimos de nuestros entornos con misericordia.
Caminando hacia la Paz - Comunidad de Práctica
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Proyecto ganador en Juntos Construimos Paz, Feria y Concurso de Proyectos de los participantes del Diplomado en Construcción de Paz y Transformación Social de Conflictos.
Una iniciativa de prevención de conflictos apoyada por el Grupo CLARA Inc.
Como lo explica Tom Bamat, docente del diplomado y un gran constructor de paz, un conflicto es como un fuego destructor de un bosque, ocasionado de forma intencional por una persona; son muchas, y nada fáciles, las acciones consecutivas y previas que debe realizar para producirlo, tales como tener una motivación para encender la fogata, buscar y elegir un lugar en el bosque, buscar y reunir leña seca, añadir materiales inflamables (gasolina, por ejemplo) y algo que permita producir una chispa (un fósforo o algo así), prender la llama, ventilarla para que tome fuerza y, tras eso, alejarse para que el incendio no le queme. De la misma forma, un conflicto requiere varios pasos anteriores y, por eso mismo, si su proceso se gestiona de forma positiva (es decir, si se identifican los motivos, si se gestionan, si se realizan acciones para evitar llegar al momento de prender y ventilar la chispa), los daños profundos o, incluso, una catástrofe social y humana, puede evitarse.
Esta metáfora fue, quizás, la que más impactó a Dominga Henríquez de Castillo, una psicóloga dominicana que participó en el Diplomado en Construcción de Paz y Transformación Social de Conflictos en la versión que se ofreció en 2023 a personas y entidades de países del Caribe, proceso que articuló con sus funciones como responsable del componente de Prevención de Violencia basado en Género e Intrafamiliar, y coordinadora de Actividades Comunitarias en el Grupo CLARA Inc.
Esa organización se creó en 1997 para promover el desarrollo social y mejorar la calidad de vida de las personas viviendo con VIH/sida, sus familiares y las poblaciones en condiciones de vulnerabilidad, por medio de programas de salud y empoderamiento. Por eso mismo, desde sus líneas de acción colaboran con instituciones educativas, buscando que los y las docentes, y los niños, niñas y adolescentes, convivan en entornos de no violencia, ofreciendo formación y acompañamiento con temas de autocuidado, prevención en salud y gestión de conflictos.
Cuando desde el diplomado se invitó a los y las participantes a organizarse en grupos para diseñar una iniciativa que contribuyera a la atención de un conflicto real y cercano, Dominga no lo dudó y planteó a sus compañeros y compañeras la posibilidad de pensar cómo disminuir y reorientar conductas y manifestaciones emocionales agresivas, como acoso, insultos, gritos, amenazas, peleas y golpes que observaba entre adolescentes de escuelas con las que trabajan desde el Grupo CLARA. Todas estas situaciones que se han venido enfrentando afectan no solo a estudiantes, sino también a sus docentes y familias, evidenciando realidades frecuentes y preocupantes en el entorno escolar en la provincia de Puerto Plata: la incidencia y existencia de numerosas familias disfuncionales, la normalización de actitudes y comportamientos violentos, la internalización de la violencia como una forma de diversión, y la creencia de que el carácter fuerte y agresivo es sinónimo de poder; al mismo tiempo, la falta de preparación del personal docente y el no contar con herramientas para manejar, direccionar o gestionar las situaciones de violencia y los conflictos.
En ese momento (cuando nació la iniciativa, durante el diplomado), estábamos trabajando en el Liceo Rommel Cruz de León y un día, tras terminar de ofrecer una charla para la prevención del embarazo adolescente, algunos chicos, durante el descanso, se enfrentaron de una forma muy violenta delante de sus compañeros, sus docentes y de nosotros. Eso me impactó, y más al escuchar a la coordinadora y a la psicóloga de la institución decir que eso era algo frecuente allí; también al saber que eso mismo sucedía en la escuela Juana Caraballo, donde también realizamos las charlas.
Me comentaron que se estaban dando muchos escenarios de conflicto entre jóvenes, entre varios contra uno, o entre varios contra varios, y que eso tenía una multitud de factores provocadores, como lo es que muchos padres o madres de los adolescentes pasan mucho tiempo por fuera de casa, por lo que tienen que hacer su vida prácticamente solos, o que en sus hogares viven la violencia intrafamiliar.
Así que hicimos un levantamiento de datos para entender mejor la situación, y fue cuando le propuse a mi grupo de compañeros la idea de trabajar la iniciativa para atender esa situación. Votamos entre varias propuestas y la mayoría optó por diseñar algo para atender la problemática que sugerí.
Así fue como, con apoyo del Grupo CLARA y de la Casa Comunitaria de Justicia de Puerto Plata (institución que busca acercar la justicia a la comunidad con el objeto de solucionar conflictos y disminuir los indicadores de violencia) comenzaron a levantar un árbol de problemas para identificar y graficar las relaciones entre las causas y las consecuencias de los conflictos entre adolescentes y jóvenes en los entornos escolares, a identificar posibles actores intervinientes y/o que pudieran contribuir a la transformación, y a reflexionar sobre la teoría de cambio que les guiaría en el diseño de la propuesta:
TEORÍA DE CAMBIO DE LA INICIATIVA:Si se realizan acciones para que los(as) adolescentes mejoren sus relaciones y habilidades de convivencia y para que el personal docente incremente sus habilidades, prácticas y herramientas para el manejo de conflictos, y si se crean espacios para desarrollar actividades de aprendizaje en los centros educativos, entonces disminuirá el nivel de violencias entre adolescentes, porque un trabajo conjunto de medidas que incluyan a los mismos estudiantes, a docentes, a la Iglesia y a las familias, contribuirá con elementos complementarios para una cultura escolar más pacífica. |
Con base en ello, entonces, comenzaron a diseñar el conjunto de estrategias y la metodología para incrementar la integración de actores claves e instituciones, así como para impactar de manera significativa en adolescentes, docentes, familias y personas de la comunidad académica, procurando la construcción de la paz dentro y fuera del entorno escolar, como lo explica Dominga:
Nosotros, tanto desde Clara, como desde la Casa Comunitaria de Justicia, hacemos de articuladores comunitarios para abordar los problemas desde la prevención y desde el manejo de conflictos leves, pues cuando hay un agresor y una víctima en conflictos más complejos, se derivan al Ministerio Público. Por eso incluimos en la propuesta unos procesos de formación para adolescentes, otros distintos para docentes, y otros más para la comunidad, que incluyen talleres, jornadas de charlas, espacios lúdicos de diálogo y encuentros de sensibilización.
Así, este proyecto –reconocido en el concurso Juntos Construimos Paz y cuyos líderes lo han presentado a consideración del Ayuntamiento Municipal de Puerto Plata, obteniendo su interés y posible respaldo, especialmente porque permitiría, simultáneamente, realizar labores de prevención de violencias de género en los entornos escolares– consta de tres componentes:
El de estudiantes, que incluye talleres grupales denominados “Un viaje hacia mi interior”, para ayudarles a descubrir e identificar sus emociones y su potencial para realizar modificaciones y cambios; unas jornadas de charlas que llamaron “Los adolescentes y sus emociones”, para desarrollar capacidades para autogestionar las emociones, y otras charlas sobre temas que promueven la paz y la convivencia pacífica.
El de docentes y directivas académicas, que se materializa en dos estrategias: el ofrecimiento de un taller de formación sobre manejo y resolución de conflictos y de un espacio para socializar inquietudes, experiencias o temores, así como para realizar actividades lúdico-educativas.
Y el orientado a la comunidad, que en una primera etapa propone encuentros con representantes de la junta de vecinos e instituciones que trabajen en pro del bienestar social, para sensibilizar sobre la violencia escolar y su impacto social. Además, algunos talleres dirigidos a las familias sobre crianza positiva e impacto de la violencia en adolescentes.
El plan de acción se inició, entonces, auspiciado por el grupo CLARA y con un gran apoyo de su directora, Lucía Santana Silverio, en septiembre de 2023, y se tiene previsto desarrollarlo, en una primera fase, hasta mayo de 2025. En ese plazo se han previsto procesos para recabar y documentar la información y testimonios sobre los avances y resultados, con la participación del personal psicológico de las instituciones educativas, así como también de estudiantes y docentes. Igualmente, se espera recabar datos y analizar los casos de conflicto que se presenten en las instituciones educativas en las que se realice la iniciativa (tipificándolos por tipo de violencia, grupos de edad de los involucrados, sexo de los(as) participantes, ámbito donde se vivenció la violencia –dentro del aula o en el entorno de la escuela–, y momentos en los que se presentan, detallando si fueron dentro de las clases, el recreo o la salida de la escuela, por ejemplo), así como el manejo dado, con el objetivo de que el proceso no solo sea formativo, sino que también propicie una investigación-acción que ofrezca más conocimientos sobre las situaciones y permita reorientar el proyecto buscando que tenga una incidencia positiva cada vez más oportuna y mayor.
Incluso, se ha planificado realizar procesos de evaluación y sistematización de la experiencia, con apoyo de un equipo externo especializado en este tipo de actividad, así como otros de monitoreo permanente mediante visitas de acompañamiento a grupos, encuentros periódicos entre el equipo de coordinación y el involucramiento del comité de sostenibilidad de cada escuela.
De esta forma, ya con el diseño del proyecto, han comenzado a darle vida, como lo explica Dominga:
Comenzamos en la Escuela Juana Caraballo y en el Liceo Rommel Cruz de León a trabajar con los y las adolescentes, ofreciéndoles algunas charlas. Y ya tenemos diseñado el taller del viaje hacia el interior (con base en otro que ofrezco a mujeres, y que ha tenido muy buen impacto), con el que queremos que reconozcan que están en una etapa muy compleja, la adolescencia, donde se sienten emociones que a veces no se entienden o no se saben manejar, porque esta es una fase donde tienen lugar cambios biológicos y psicológicos que no interiorizan o no comprenden. Por eso, esta actividad busca orientarlos para que descubran lo que están experimentando en su interior, que reflexionen sobre el ambiente donde se han criado, por qué reaccionan de determinadas formas a sentimientos que son naturales, y cómo canalizar esos cambios y emociones.
Y aunque apenas comenzamos en Puerto Plata, que es una ciudad pequeña y donde es fácil que la gente se entere de este tipo de proyectos, ya de otra escuela, que se llama Ángel Cristo Bonilla, nos han pedido las charlas, porque se enteraron de ellas.
A largo plazo queremos involucrar a muchas otras escuelas, y a corto, comenzar con los talleres para adolescentes y con la formación de docentes, porque ellos manejan grupos hasta con 45 estudiantes, ¡muchos!, y les es complicado ayudar a prevenir los conflictos al mismo tiempo que enseñan los temas que tienen en sus clases, si no tienen las herramientas para hacerlo. Entonces, vemos que necesitan esos espacios que hemos propuesto cuanto antes, para que se conecten entre ellos y para que se conecten con esa profesión que eligieron, con esa pasión que los llevó a ser maestros(as), porque realmente impactan y pueden influir mucho más, de forma positiva, en sus estudiantes, superando las etiquetas que son perjudiciales.
Y es que etiquetar a los adolescentes como conflictivos, como sucede en ocasiones en los entornos familiares, escolares y sociales, incluso en los medios de comunicación, sin comprender cómo les afectan los cambios que experimentan en su proceso de desarrollo, y también las situaciones externas de violencias que viven u observan, no es la mejor forma de acercárseles, de ganar su confianza. Por ello, iniciativas como esta pueden ayudar a que el o la joven se acerque de forma adecuada a personas adultas que puedan orientarlo y acompañarlo en el proceso, sin recibir indiferencia o maltratos adicionales:
Lo que busca un o una adolescente es que ese maestro o esa maestra se acerque de buena forma o con buena actitud, y por eso incluimos ese componente con educadores(as) que, aunque no hemos tenido la oportunidad de empezar a desarrollarlo todavía, consideramos que es fundamental para conseguir el objetivo.
La iniciativa, pues, comienza su andar en búsqueda del destino esperado, pero requiere del apoyo y la cohesión interinstitucional para garantizar su viabilidad, crecimiento y éxito. Por eso mismo, ha sido para sus promotores una felicidad y un aliciente el recibir el premio en el concurso Juntos Construimos Paz, aunque esperan que más personas y entidades puedan apoyarles con orientación y recursos, entre otros.
Cuando lleguen los fondos del premio vamos a iniciar con un cronograma que tenemos para que más personas de la Provincia se beneficien con esa iniciativa, para que los adolescentes y jóvenes, y sobre todo, las mujeres adolescentes, construyan sus proyectos de vida descubriendo su talento y su valía, de tal forma que, mientras lo hacen, aprendan a prevenir los conflictos…
Una ayuda material o inmaterial significativa, con la que puedan sacar avante sus ideas y las acciones que han pensado y diseñado, necesarias para que no se llegue a prender la hoguera y, sobre todo, para que el fuego no arrase con la dignidad humana.
Conoce más de esta iniciativa |
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Todas las personas e instituciones que deseen vincularse y apoyar esta experiencia, pueden comunicarse con:Lucía Santana Silverio, Directora Grupo CLARA Inc.
Organización de base comunitaria sin fines de lucro
San Felipe de Puerto Plata
Por: Gloria M. Londoño Monroy, FICONPAZ
2024