Proyecto ganador en “Juntos Construimos Paz”, Feria y Concurso de Proyectos de los participantes del Diplomado en Construcción de Paz y Transformación Social de Conflictos
Una iniciativa de la directora, el personal y voluntarias de la Fundación El Buen Pastor (FBP) de Colombia, así como de la gerente regional de Good Shepherd International Foundation (GSIF) para América Latina y el Caribe.
En Venezuela, la crisis política, el colapso económico, la confrontación social causada por el choque entre ideologías, entre otras causas con graves y progresivas consecuencias, han motivado, especialmente desde 1999, una oleada de migración forzada hacia otros países. A finales de 2023 se calculaba que más de 7,722,000 personas se habían desplazado buscando oportunidades, siendo Colombia el país receptor con más cantidad recibida: casi 2.9 millones (37.6%) según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, creada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Esa tragedia humana aumenta cuando las condiciones de los y las migrantes no son las que anhelaban hallar en los territorios receptores y, sobre todo, cuando no tienen un estatus regular o de refugiado legalmente acogido, haciendo que mucha gente se vea abocada a vivir en condiciones de xenofobia, exclusión o explotación.
Thiana de Lourdes Balza Mora, venezolana, voluntaria de la Fundación El Buen Pastor (FBP), explica que muchas mujeres y familias de su país llegan en búsqueda de posibilidades que se les negaron allí, tales como acceso a la salud, al trabajo, la educación, la seguridad, la alimentación, y que muchas, por no contar con recursos económicos suficientes, se ven obligadas a ubicarse en zonas de alto impacto social, como lo es el Barrio Santa Fe, en la capital de Colombia, Bogotá, caracterizado por fuertes carencias socioeconómicas.
Al llegar a dicho barrio, la gran mayoría de esas personas y familias migrantes buscan ganarse la vida de forma digna, sea vendiendo comidas o dulces en las calles, o buscando obtener un trabajo formal, entre otros. Pero, en ocasiones, en ese contexto de vulnerabilidad enfrentan conflictos por diversos motivos. Por ejemplo, “las arepas que vende la mujer colombiana son más económicas que las que vende la mujer venezolana, o viceversa, y por ello se presentan enfrentamientos”, comenta Thiana.
Ese escenario exacerbado por políticas y prácticas dañinas asistenciales, desequilibradas e inequitativas que resquebrajan la confianza y la solidaridad, fue justamente el que eligieron Thiana y siete compañeras más que participaron en una de las cohortes del Diplomado en Construcción de Paz y Transformación Social de Conflictos para diseñar, como actividad final del proceso formativo, una propuesta que aportara a la solución de conflictos entre mujeres. De ahí nació lo que denominaron Transformación de conflictos con espacios de reconciliación comunitaria, propuesta que ha sido avalada por la Fundación El Buen Pastor (FBP), la oficina regional Good Shepherd International Foundation (GSIF) para América Latina y El Caribe, y otras entidades pertenecientes a la Red de Aliados en la ciudad de Bogotá, entre ellas la Fundación Eudes, presente desde hace varios años en el barrio Santa Fe.
Heidy Hochstatter García, Gerente Regional para América Latina de la GISF; la Hna. Adriana Patricia Angarita Camacho, Directora de la FBP (entidad sin ánimo de lucro ubicada en Colombia y Venezuela); Laura Valeria Zapata Aristizábal (Coordinadora de Programas y Planeación), Juliana Valencia Cardona (Coordinadora de Proyectos) y María Isabel Muñoz Cano (Coordinadora de Talento Humano), también de la FBP; Claudia Adriana Pérez Esteban y Doris Sánchez Contreras, voluntarias de la FBP en Bogotá, son las otras integrantes del grupo. Todas ellas emprendieron el camino propuesto desde el equipo docente del diplomado para formular esta propuesta, la cual está en proceso de implementación de una prueba piloto y que, por su calidad y pertinencia, fue una de las seleccionadas y reconocidas en la feria-concurso “Juntos Construimos Paz”, evento organizado por la Comunidad de Práctica Caminando hacia la Paz, entre octubre y diciembre de 2023.
Para diseñar el proyecto, primero analizaron las causas y las consecuencias del problema con mucho detalle, consultando fuentes fiables que les aportaran un panorama lo más fidedigno, veraz y completo posible. Posteriormente, analizaron los actores directos e indirectos involucrados en el conflicto, así como aquellos que podían aportar a su mitigación y gestión, reconociendo el tipo de relación entre ellos. A partir de allí, formularon una teoría de cambio en la que sustentaron el diseño de su propuesta:
TEORÍA DE CAMBIO DE LA INICIATIVA Si promovemos la participación de las mujeres en espacios seguros de encuentro y diálogo, en un ambiente de resignificación simbólica, entonces lograrán transformar el lenguaje de uso cotidiano como herramienta de solidaridad y paz, porque al desarrollar estrategias conciliadoras construyen sus proyectos de vida e inciden en los de sus familias y comunidad. |
Después, vino la fase de ideación de la estrategia y las actividades a desarrollar, así como el diseño del plan de control y evaluación, para lo cual, como explica Valeria Zapata, tomaron como ejemplos metodologías significativas orientadas a la construcción de paz con mujeres, como lo es ¡Mujer, no estás sola!, con sus grupos de apoyo de mujeres (GAM):
Partimos de esa experiencia cercana que tenemos en la región, pues hemos implementado dicha metodología en las cinco sedes que tenemos en Colombia y en la sede de Venezuela. En Bogotá, por ejemplo, actualmente no contamos con una sede física, pero mantenemos una articulación con organizaciones aliadas, como la Fundación Eudes, con la cual facilitamos la metodología con mujeres allí vinculadas, permitiéndonos continuar con el ejercicio apostólico en el sector Santa Fe. Dicha experiencia evidenció, en las narrativas de las participantes, que estábamos tratando con un perfil que es prioritario para nosotros como Fundación, y también para GSIF, como lo es el de las mujeres que viven en condiciones de múltiples violencias.
Esa práctica previa les mostró, entonces, la vivencia de una disputa por el control territorial entre las mismas mujeres, y un choque en las relaciones, manifestado no solo en acciones de agresión, sino en el uso de un lenguaje asimétrico y violento para posicionarse en un rol de poder, como lo manifiesta Juliana Valencia. Por eso mismo, la iniciativa tiene como eje la transformación de esas narrativas, de esa forma de nombrar y referirse a las otras mujeres, de la manera de comunicarse entre ellas, promoviendo un diálogo desde una perspectiva de reconstrucción de las relaciones y del tejido social, y desde la promoción de la empatía y la convivencia, buscando superar prejuicios, divisiones, rivalidades, actitudes y situaciones de exclusión.
El proceso diseñado incluye cuatro componentes fundamentales que, poco a poco, van haciendo más robusto el proceso, complementándolo y enriqueciéndose a medida que se van desarrollando:
Primero, dinamizar espacios de encuentro y conversación que a lo largo de la experiencia han tomado el nombre de ReconectARTE. Buscan facilitar el acercamiento, generar confianza y propiciar el diálogo. También, que con ejercicios artísticos “las mujeres logren mirarse entre ellas, ponerse en el lugar de las otras, empezar a encontrar puntos de identidad común, y disponer el corazón para acercarse a aquellas con quienes se tiene diferencias”, como dice Claudia Pérez.
Segundo, tras vivenciar ese primer componente, promover la inclusión y la solidaridad por medio de una estrategia denominada Talleres Retazos, con la que buscan que grupos colombo venezolanos de mujeres construyan habilidades para crear y comercializar, de forma conjunta, manualidades realizadas con materiales reciclados, sacando adelante emprendimientos colaborativos como una alternativa y oportunidad para reconstruir de forma simbólica el tejido social afectado por las relaciones asimétricas, la disputa en el acceso a los derechos y los lenguajes violentos.
Tercero, la realización de un taller más completo, con las mismas participantes, aplicando la metodología ¡Mujer, no estás sola! y sus grupos de apoyo entre mujeres. Esto ha permitido desarrollar aún más capacidades para promover su empoderamiento y poner en práctica valores como la sororidad. Entre otros motivos, porque esta metodología (GAM) “tiene como gran valor permitirle a las participantes, luego, ser multiplicadoras de esta herramienta a otras mujeres”, como resalta Claudia Pérez.
Y cuarto, finalizar con la evaluación y sistematización de lo hecho, de tal manera que se pueda consolidar la propuesta y, sobre todo, empezar a aplicarla en otros territorios, incluso en los que se atienden desde las sedes de la Fundación, en la Provincia Colombo Venezolana.
Si bien todas las autoras trabajan o colaboran en instituciones hermanas, lo cual pudo facilitar el diseño de la propuesta, y si bien ya se tenía acercamientos previos con mujeres del barrio elegido, los testimonios de las premiadas en la feria-concurso resaltan el aporte del Diplomado en Construcción de Paz y Transformación Social de Conflictos pues, como dicen varias, no solo les permitió cohesionarse como grupo, entre el equipo de las organizaciones y las voluntarias, sino también fortalecer las lecturas de los contextos y las realidades, identificar metodologías y herramientas significativas, conocer otras formas de proceder y estrategias impulsadas por otras instituciones para la transformación positiva de los conflictos. También destaca que mediante el ejercicio práctico que se iba haciendo, revisando y enriqueciendo a lo largo de todas las sesiones formativas, se pudo llegar a un resultado digno de recibir apoyo interinstitucional para ser desarrollado.
“Yo creo que Dios nos ha abierto el camino, porque fue por medio de la participación activa en el diplomado que retomamos el pensar en este tema del conflicto entre mujeres migrantes y no migrantes, y fue una oportunidad para que la Fundación también se interesara en él y nos apoyara”, menciona Claudia.
Y complementa Thiana: “nos permitió soñar y nos dio herramientas para hacer esos sueños realidad, porque, justo hoy, por ejemplo, comenzamos la convocatoria en uno de los talleres piloto de la estrategia ReconectARTE, en la sede de la Fundación Eudes”.
Y es que el establecer lazos, redes de colaboración, así como vínculos entre las organizaciones e instancias de la Iglesia, es vital en la construcción de paz, y así lo comprendieron estas participantes en el diplomado, lo que las ha animado a compartir su propuesta en redes y espacios de encuentro entre organizaciones, para que más personas sumen y más entidades apoyen. Eso les ha posibilitado hasta el momento, por ejemplo, hacer un convenio con una productora audiovisual que, mediante ejercicios artísticos, lúdicos, creativos y prácticos, está apoyando los talleres del primer componente, como expone Juliana, y comenzar a establecer alianzas para, más adelante, continuar con la estrategia de los Talleres Retazos.
Camila Jurado, de la productora, aclara:
Decidimos apoyar estos talleres porque, como nos lo ha enseñado la Hna. Adriana, no solo aprenden ellas, sino que también esto nos permite a nosotros “aportarnos”, al compartir con las mujeres. Es algo recíproco que nos fortalece como personas. Por eso, lo que queremos es brindar un espacio para tener el derecho y el privilegio de “habitar y cohabitar”, por medio del arte (juegos escénicos, dramatizaciones, ejercicios vocales, etc.), permitiéndonos conectarnos con nuestra propia voz, con nuestro propio cuerpo, con la capacidad de escucharnos y escuchar al otro, para descubrir quién soy y quién es. De ahí que hemos diseñado un encuentro en el cual, con herramientas artísticas, vamos a poder jugar y crear con la otra persona, sin juzgar quién es, para facilitar lo que sigue después.
La convocatoria es abierta, pero si bien desde la Fundación se puede impactar un número significativo de personas, la presente iniciativa, en su fase piloto, tiene como proyección que por lo menos 20 mujeres (colombianas y venezolanas) se vinculen inicialmente al proyecto y participen activamente en el desarrollo, pues como complementa Valeria, se busca
también posicionar un rostro y una espiritualidad, la del Buen Pastor, para promover que todas las personas aprendan a acoger solidariamente; en este caso, para que las mismas mujeres reconozcan formas de violencia que desdibujan el rostro de quienes las padecen, y para que, juntas, con presencia y acción conjunta entre diversas organizaciones de Iglesia, se reconstruya el tejido y se transformen los lenguajes.
Por eso mismo, las responsables de esta iniciativa agradecen el premio y la ayuda financiera que este incluye y hacen un llamado extensivo a todas las instituciones y personas que deseen vincularse de alguna forma para el desarrollo de la propuesta, para que esta logre los resultados y la incidencia esperada:
El sueño grande es impactar a un número significativo de mujeres, y que logremos fortalecer las actividades. Por ejemplo, logrando que, al final de los Talleres Retazos, se logre constituir una asociación de mujeres y que ellas alcancen a impulsar unos emprendimientos que les permitan obtener unos ingresos económicos, porque este es un pilar fundamental para encontrar una estabilidad e independencia económica –comenta Claudia–.
Valeria, por su parte, señala la importancia de “hacer una feria para visibilizar los proyectos de transformación de tejidos, no solo para que ellas den a conocer sus proyectos productivos, sino el impacto que ha tenido esta iniciativa en la vida y dignidad mujeres”.
En resumen, esta iniciativa es un proyecto semilla en el que ya se han desarrollado acciones significativas, como el acercamiento a la población, la gestión de los espacios físicos, la articulación con la productora audiovisual y, al momento de publicarse este artículo, la implementación de varios talleres de ReconectARTE.
Por eso, vale la pena resaltar y apoyarla, para que con rigor y optimismo, cada vez haya más condiciones para que las mujeres vivan una vida sin violencias, y para que los conflictos, por mínimos que parezcan, sean superados, generando hermandad entre colombianas y venezolanas.
Conozca más de los espacios de reconciliación comunitaria entre mujeres de Colombia y Venezuela |
Sentir y expresar... |
Desde mi experiencia como migrante venezolana, y como participante en GAM, a mí el Diplomado me dio muchas herramientas para poder algo que deseo: ayudar a mujeres que, como yo, tuvieron que irse de su propio país, y que vivieron situaciones que hicieron que, incluso, tuviéramos temor o no quisiéramos hablar con otros compatriotas o, incluso, con familiares, por las diferencias en las formas de pesar o en las opiniones políticas. Thiana |
Fue muy significativo conocer formas de accionar, formas de encarar situaciones de conflicto y otras experiencias de construcción de paz desde otras instituciones. Como Fundación nos ha permitido tener una organización y poder autoevaluar nuestras iniciativas, y fortalecer las acciones de transformación que planteamos. Juliana |
Creo que lo más interesante del diplomado fue resignificar la idea de conflicto, porque somos un país que, por nuestra historia, ha asociado ese concepto con lo ‘armado’, con las violencias, desconociendo o minimizando los conflictos cotidianos de otros tipos, como los que se viven al interior de las familias, o los que viven las personas que han sufrido la migración interna o externa. También, que es posible solucionar los conflictos desde acciones cotidianas, que conecten con la realidad de la otra persona, y que la hagan sentir parte de la solución. Valeria |
Para mí lo mejor fue pensar y plantearnos un proyecto desde cero; y que nos animaran a hacer la prueba piloto, con prueba y error; ha sido muy significativo para mí como persona y profesional. Me mostró que es posible afrontar conflictos que tal vez no son de tanta magnitud, pero que hacen muchos daños; por ejemplo, entre vecinos, entre compañeros de trabajo o en la misma familia. Claudia |
Todas las personas e instituciones que deseen vincularse como voluntario y/o donante para apoyar esta experiencia, pueden comunicarse con:
Hna. Adriana Patricia Angarita Camacho
Directora de la Fundación El Buen Pastor Provincia Colombo-Venezolana
Por: Gloria M. Londoño Monroy, FICONPAZ
2024